Asesinato del sacerdote Bernardo Atochero López-Peláez

Publicado: octubre 30, 2011 en Persecución religiosa

El 11 de enero de 1941 el Fiscal Instructor solicita al Juzgado de Instrucción de Manzanares información sobre las circunstancias especiales en que fue asesinado el sacerdote D. Bernardo Atochero López, de quien se desprende, según información remitida por el Obispado Priorato de Ciudad Real, fue enterrado vivo.

El 27 de enero de 1941, el Juez de Instrucción de Manzanares informa al Fiscal que el sacerdote no reside en esta ciudad y sí en Daimiel, por lo que el Fiscal se dirige al Juzgado de Instrucción de Daimiel –el 27 de enero de 1941- para que informe de las circunstancias que concurrieron en el asesinato en época marxista del sacerdote. Dicha información ha sido facilitada por el alcalde de Manzanares en carta de 25 de enero de 1941 que dice así:

“… Don Bernardo Atochero López parece ser es natural de Membrilla y no de esta localidad, como se indica, este Sr. venía muy poco por el citado pueblo viviendo en Daimiel y estando adscrito a una de aquellas parroquias pudiendo dirigirse al Sr. Cura Párroco de San Pedro en mencionado pueblo ya que este Sr., por su edad y ser el único superviviente de sacerdotes en aquella localidad, será el que pueda facilitar algunos informes pues por razón del Ministerio y de su cargo tendría amistades con él aun cuando no estuviera adscrito a su Parroquia y lo estuviera a la de Santa María. Con relación a las causas que concurrieran en la muerte de este Sr. los informantes manifiestan que los desconocen.”

El 3 de febrero, el Fiscal solicita la información al Juez de Instrucción de Daimiel –Sr. Briso de Montiano- que a su vez la solicita al alcalde, al comandante del Puesto de la Guardia Civil y a la Jefatura Local de Falange Española Tradicionalista y de las JONS de esta localidad. Las contestaciones son las siguientes:

Del alcalde

“A este Sr. le llevaron al cementerio y le hicieron abrir una fosa, cuando terminó le dispararon un tiro, no quedando muerto en el acto, metieronle con vida en la misma, diciéndoles el Sacerdote: tirarme otro tiro que estoy vivo, el cual le fue disparado sin conseguir tampoco el objeto que se proponía pues a la media hora le echaron una esportilla de cal y al caerle en las heridas dijo que todavía estaba vivo, entonces fue enterrado hasta los hombros y después empezaron a darle puntapiés en la cabeza, como si fuera una pelota, hasta el extremo de hacerlo morir de esta forma, sobre estos extremos puede deponer D. Tiburcio Ruiz de la Hermosa (7 de febrero de 1941.)”

Del comandante de la Guardia Civil:

“… A dicho Señor –en referencia al sacerdote asesinado- lo llevaron vivo al cementerio, haciéndole cavar la fosa en la que tenía que ser enterrado y una vez terminada ésta, le dispararon un tiro y, creyéndolo muerto, lo echaron a la fosa poniéndole de rodillas en la misma, con la cabeza fuera rociándolo con cal viva. Entonces dicho Señor les dijo que le dispararán otro tiro porque todavía tenía vida, como así lo hicieron, interviniendo en este hecho los vecinos de esta ciudad Claudio Campos Aparicio, Antonio Gómez del Moral –apodado “Picota”- y Casiano Alegre Corniel (15 de febrero de 1941.)”

De la Falange Tradicionalista y de las J.O.N.S.

“…Que según los datos que se han podido recoger sobre el asesinato del Sacerdote D. Bernardo Atochero López, se ignora si dicho Sr. fue enterrado o no vivo, pues este detalle de la muerte sólo se sabe de referencia, pero sin que nadie pueda atestiguar este hecho (15 de marzo de 1941.)”

El 21 de marzo de 1941, el Sr. Briso de Montiano envía toda esta información al Sr. Fiscal Instructor de la Causa General de la provincia de Ciudad Real. Éste, a su vez, ordena al Municipal de Daimiel que se reciba declaración de D. Tiburcio Ruiz de la Hermosa para que manifieste las circunstancias que concurrieron en el asesinato y solicita al alcalde de Daimiel información sobre si han sido denunciados los vecinos implicados –según el informe del comandante de la Guardia Civil.

D. Tiburcio Ruiz de la Hermosa declara lo siguiente:

“…Que en los primeros días de la revolución, el Comité rojo local llevó a una checa al sacerdote D. Bernardo Atochero y López Peláez. Que por tener una avanzada edad le obligaron a entregar una crecida cantidad de miles de pesetas y pretendieron que negara a Dios, cosa que no pudieron conseguir y ya entregadas las pesetas lo dejaron marchar a su casa, donde estuvo hasta el día 23 de agosto de 1936, enfermo en cama y sacándolo de ella lo llevaron al cementerio haciéndole cavar una parte de la fosa donde iban a enterrarle.

Que al ver que le apuntaban para matarlo pidió clemencia a sus verdugos los cuales le ofendieron de palabra y obra, y él entonces les dijo que los perdonaba; acto seguido le hicieron dos disparos cayendo a la fosa y le echaron fuera. Como se hallase vivo, se incorporó volviéndoles a suplicar perdón y abrazándose a las piernas de uno, el cual llamándole “maricón” y otros insultos, le golpeó la cara y cabeza con los pies y le volvieron a hacer más disparos, tirándole de nuevo a la fosa y siguiendo enterrándolo y como tampoco hubiere muerto de estos disparos, se incorporó y en este estado le enterraron dejándole la cabeza fuera y diciendo que era buena pelota para jugar al balón, dándole patadas y golpes y dejándolo así para que expirará (30 de abril de 1942.)”

El 27 de abril de 1942, el Sr. Fiscal de la Causa General solicita le informe el Ayuntamiento de la misma localidad si han sido denunciados Claudio Campos Aparicio, Antonio Gómez del Moral –alias Picota- y Casiano Alegre –dirigente marxista de tal localidad. El Ayuntamiento informa, el 1 de mayo de 1942, que Claudio y Casiano fueron denunciados a las autoridades militares y juzgados en Daimiel en Consejo de Guerra y que a “Picota” se le sigue procedimiento sumarísimo ordinario núm. 2854 de 1941, teniendo conocimiento se encuentra en Marruecos francés y tener solicitado su extradición.

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